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"Soy comunista, tengo ideología y trato de cambiar la sociedad día a día"
María José Pedraja: “Los fascismos están envalentonados”
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María José Pedraja

De profesión 'resiliente', graduada con honores en la dura y paciente reconstrucción de vidas rotas, María José Pedraja, es actriz y periodista, y es comunista con honores íntimos de su pertenencia. Defiende una forma de creer y entender la vida que no admite injusticias. Ella pretende transformar lo que está mal, lo que pueda, lo que esté a su alcance, para lograr que el mundo en el que vivimos no siga siendo tan ajeno a tantos, a la inmensa mayoría.

Nacida en Montevideo, María José, es la más pequeña de diez hermanos de una familia signada por una tragedia en el río Santa Lucía de esas que dejan cicatrices imborrables. El papá de María José, Julio César Pedraja, fue artesano del mimbre y constructor de botes, hombre de fuertes convicciones batllistas. Canario de nacimiento, dedicó sus días a moldear la naturaleza y fue el río Santa Lucía el que se llevó parte de su vida, la de uno de sus hijos, en un accidente que cambió para siempre casi todo. Demasiado espanto para una familia

La mamá de María José, Adelaida Gladys Colman, una mujer fuerte, comunista, empleada doméstica y ama de casa, tuvo su primer hijo a los catorce años, un hijo que le fue arrebatado y vendido por su propia madre. Esta pérdida dejó una cicatriz profunda en Adelaida y en la familia que creció con demasiadas heridas a cuestas.

Adelaida, mujer niña vulnerada por machos y patriarcas y desgracias y silencios, no se repuso, siguió apenas respirando y durando lo que el destino dijera que tenía que resistir. María José y sus hermanos quedaron en Santa Lucía a cargo de su papá. Y así crecieron como pudieron. “Yo creo que ella es una sobreviviente. Y que no tengo nada que perdonar porque así es la vida. Y la vida no fue buena con ella”.

María José Pedraja es periodista y posiblemente en algún momento escribirá la historia de su mamá. “Ella misma me lo pidió, porque es consciente de todo lo que ha sufrido desde niña y todo lo que ha tenido que soportar, y lo que ha sabido resistir”. Hoy Majo visita a Adelaida en la habitación del residencial donde la contienen, en una habitación en la que ella lucha y resiste a la enfermedad del Parkinson y la demencia senil.

Majo Pedraja se abrazó al teatro como oxígeno de vida, territorio de libertad, poesía, pensamiento y esperanza.

Su camino en las artes escénicas comenzó en la escuela del teatro Politeama, en Canelones, donde pasó de ser una de las 300 aspirantes a una de las 12 seleccionadas para integrar el elenco estable, bajo la tutela de figuras como Margarita Fernández y Stella Rovella, de la escuela de quien fuera el primer actor de la Comedia Nacional, Alberto Candeau. “En aquella época, para la sociedad canaria, las y los que hacíamos teatro allá por el año 1993, éramos  drogadictos, putas o gays. Canelones nos veía de esa forma”.

Fue al término de la función de estreno de “El conventillo de la Paloma”, del dramaturgo argentino, Alberto Vaccarezza, y escuchando los aplausos de la platea, que Majo comprendió que podría perder la vida, pero jamás perdería el teatro. Nació un vínculo para siempre. “Me juré que pasara lo que pasara, nunca renunciaría a las tablas”.

Por aquellos años, el intendente de Canelones, Tabaré Hackenbruch, decidió poner punto final “a esa pavada del teatro” y Majo se enfocó en otros horizontes. Ya instalada en Montevideo, comenzó a estudiar periodismo, su otra pasión, que también juró no dejar jamás, a pesar de los vaivenes del oficio y los sinsabores de empleos casi siempre precarios, salarios magros y poca estabilidad.

Montevideo fue abrazo cultural, encuentro con gente que marcó su vida, como Iván Solarich, Stella Rovella, Nelson Flores y Carlos Acosta, entre otros. También en la capital tuvo la oportunidad de conocer a personalidades que siempre admiró, como don Atahualpa del Cioppo y Rubén Yáñez.

Firme y potente militante del Partido Comunista, allí despliega “una mezcla del ejercicio del periodismo y la militancia”. Algo que ella misma defiende. “Nunca trabajé del periodismo profesionalmente, sólo empecé a trabajar a través del partido al cual pertenezco, el Partido Comunista y por eso siento mucho agradecimiento por mi espacio militante”. Hoy, María José coordina todos los programas de Radio Fénix y también conduce tres de ellos: “Cultura en casa”, “Voces del interior” y “A la izquierda late el corazón”.

Participa activamente del Departamento de Cultura del PIT-CNT y coincide con Ignacio "Nacho" Martínez, que “los cambios son culturales o no lo son”.

María José, es mamá de Brian Juliano Espinosa y su experiencia como madre ha influido en su mirada feminista. “La lucha de las mujeres es de las mujeres, pero también es con los hombres. A mí me encantaría que mi hijo, que tiene 31 años, vaya conmigo a una marcha contra la violencia de género”.  Le preocupa el tiempo presente y dice que es una agresión que los “fascismos vayan llevando ideológicamente a las personas a pensar que un hombre no puede participar de las marchas feministas”.

A la vez, reflexiona sobre los desafíos que enfrenta la sociedad uruguaya, especialmente en términos de género y derechos humanos. En tal sentido, se ha mostrado crítica respecto a los retrocesos en la ley de violencia de género propuestos por el presidente Luis Alberto Lacalle. “Ha sido tan costoso llegar a tener una ley, aunque el hecho de tener la ley no te dice que cambie la mente de las personas, que ahora lamentablemente existen retrocesos”, asegura.

Si bien considera que en la actualidad los fascismos intentan ganar la batalla cultural, de todos modos es el pueblo organizado el que tiene que decir “no”.

Lamenta, a la vez, que las redes sociales sean el campo fértil del cual se apropia el neofascismo. “Fíjate que hasta el gobierno realiza sus anuncios por las redes sociales. Además, cuando se viraliza una denuncia falsa, como ocurrió con el precandidato Yamandú Orsi, luego la aclaración no tiene la misma fuerza, y eso me preocupa”.

Porfiada y persistente, considera que mientras haya gente que reaccione y se indigne ante las injusticias, hay esperanza. Por las dudas que no haya quedado claro ella lo remarca: “soy comunista, tengo ideología y trato de cambiar la sociedad día a día; capaz que lo que hago no sirve, pero es algo aunque sea pequeño; el uno más uno, hace la historia”.